Cuando
nos interesamos en conocer más profundamente la naturaleza de
nuestro propio Ser es porqué en el fondo empezamos a darnos cuenta
de que nosotros no somos los cuerpos que utilizamos, unos cuerpos
hechos de substancia elemental que nos permiten ser conscientes por
medio de los sentidos en los planos más densos. Es
en esta etapa cuando empieza a producirse una atracción creciente
hacia algo superior que presentimos vagamente y sabemos, (aunque sea
de forma inconsciente), que vive en nuestro interior.
Al
principio buscamos respuestas en lo externo a nosotros, ya sea en los
libros o en las relaciones que establecemos con personas que al igual
que nosotros siente esta inquietud hacia algo superior.
Las
ansias de avanzar surgen como una necesidad de búsqueda en el camino
ascendente y aunque sea inconscientemente, sabemos que si nos
llega la respuesta descubriremos que el concepto que hemos tenido hasta ahora de quienes somos cambiará sensiblemente y nos permitirá conoceremos en profundidad. A medida que
la consciencia va despertando desaparece la incertidumbre y las
brumas que nos envuelven. Buscamos respuestas a preguntas que ni tan
solo sabemos de su trascendencia pero que sin embargo nos las hemos
formulado desde lo más hondo de nuestro ser. El
impulso de seguir investigando nos orienta progresivamente de forma
más certera hacia el objetivo que como almas nos propusimos antes de
encarnar.
Cada
grupo o persona dedicada al servicio sabe que todo cuanto
experimentamos en nuestro interior repercute en nuestras acciones. De
vez en cuando se produce la comprensión de algo que quizás sabíamos
desde mucho tiempo atrás, pero que había quedado tan sólo como un
conocimiento, sin embargo la comprensión interna y espiritual no se
produce únicamente por haber desarrollado la mente concreta ni por
tener conocimientos intelectuales, sino por lo que han despertado
en nuestro interior. La frase tan repetida que todos habremos oído
muchas veces
"por
sus frutos los conoceréis" puede ser aplicada a todo el mundo,
pues cómo ya hemos dicho anteriormente todo estado de consciencia
interno se manifiesta externamente, no por lo que se dice sino por sus acciones y actitud externa. Quienes tengan "ojos para ver" y la
sensibilidad espiritual suficiente reconocerán a quienes sirven a las Fuerzas de la Luz y están contribuyendo a llevar a cabo la evolución
planetaria. De ahí que no podemos pretender dar lecciones a los
demás por el hecho de tener muchos conocimientos, porqué si no
existe la auténtica comprensión únicamente nos moveremos en la superficie de las
cosas.
El
esoterista sabe muy bien que muchas de las revelaciones que se producen de vez
en cuando en la consciencia son el fruto de las enseñanzas que recibimos internamente. Estas enseñanzas, en su gran
mayoría son dadas durante el sueño nocturno, produciendo chispazos
de luz e intuición en los momentos de servicio, mientras meditamos,
estamos leyendo atentamente o en contacto con la Naturaleza.
Todo
depende de la capacidad que hayamos adquirido de responder a la
impresión de dichas enseñanzas y de que nuestro cerebro haya sido
capaz de retener e interpretar durante el contenido del "sueño".
Dichas
enseñanzas no son únicamente para que adquiramos conocimiento de
los mundos ocultos, sino que se nos entrena para llevar a cabo un
trabajo redentor de la materia, a fin de que aprendemos a someter a nuestra voluntad a los devas
elementales menores que constituyen cada uno de nuestros cuerpos y que manifiestan nuestros estados de consciencia.
Seguramente
nos preguntaremos, ¿cómo conocer a estos elementales ?
No es difícil poder hacerlo, consiste en conocerse a uno mismo en sus tendencias personales, aunque no siempre nos aceptamos tal como somos. Todo cuanto se relacione con el
aspecto material de nuestro ser, queda registrado en la
consciencia elemental. Así que podemos decir que quien actúa
únicamente desde la consciencia personal son los devas elementales.
No es así sin embargo cuando la personalidad está plenamente
integrada y los elementales se han hecho sumisos y convertido en el
vehículo del Alma. Por esta razón se insiste en las enseñanzas
esotéricas que en primer lugar, debemos conocernos a nosotros mismos
como personalidades que responden a lo cotidiano en el aspecto
material de la vida, pues no podemos conocernos como Almas si antes
no conocemos a los elementales que habitan nuestros cuerpos.
Llegará
una etapa en que ya no tendremos que hacer separaciones entre lo
personal y lo espiritual porqué nosotros, que somos el Alma
encarnada en una forma, la habremos espiritualizado y sin embargo
seguiremos utilizándola en la vida práctica de cada día mientras estemos encarnados. Entonces
existirá una gran diferencia en nuestra forma de ser, porqué ahora nuestros valores habrán
cambiando sensiblemente y también nuestra orientación.
Llegados
a cierta etapa evolutiva todos los seres humanos queremos saber cuales son mis raíces? ¿quien soy realmente y ¿que he venido a
hacer a este mundo? Estas y tantas otras preguntas irán
surgiendo cada vez más frecuentemente a medida que avancemos y las
respuestas se vayan produciendo.
La
mayoría de personas que fueron educadas en las escuelas de
orientación espiritual saben que la naturaleza humana está
compuesta de alma y cuerpo. Al paso de los años en que nos vamos
haciendo adultos, quizás debido a experiencias críticas que nos han
hecho sufrir o por alguna otra razón importante que hayamos vivido, surgen de nuestro
interior las ansias de encontrar un nuevo y más profundo sentido a
la vida, entonces la respuesta a tal inquietud se va haciendo cada
vez más urgente.
Si
la persona es religiosa posiblemente encontrará la respuesta en las
enseñanzas que le han sido inculcadas, aunque ésta no le será suficiente para hallar la
auténtica verdad que busca, ya que no podemos decir que hemos
comprendido si no hallamos las respuestas por nosotros mismos en
nuestro propio interior, pues sabemos que la consciencia se forma con
la propia experiencia, no con la de los demás.
A
todos los fieles que pertenecen a una Iglesia se les ha dicho que
Dios es misericordioso, que Dios es Amor. Pero cuando es observado el
sufrimiento del mundo, las guerras, la violencia de todo orden, el
hambre, las grandes injusticias y la falta de compasión y a pesar
de las oraciones, sacrificios, demanda de paz y de amor no se recibe la respuesta
divina esperada, entonces surge una gran duda en el ser más profundo, y entonces nos damos cuenta de que las enseñanzas no concuerdan con la
realidad, ya sea porque son incompletas o
porque no han sido transmitidas en su verdadero significado. Si es cierto que ! Dios es Amor ! tal como ha enseñado la Iglesia, no tiene sentido que consienta tanto dolor y
además castigue al fuego eterno a quienes han pecado, sin darles una
nueva oportunidad de rectificar los errores cometidos.
Sin
embargo, quienes nos identificamos con la Sabiduría Eterna sabemos
que Dios es Amor y Compasión y que desde nuestra perspectiva humana en que damos tanto valor a la forma, nos es difícil comprender el porque es necesario tanto sufrimiento para poder liberarnos de las cadenas que nos atan a la Tierra.
La
Iglesia siempre ha negado la evolución, ¿que puede hacernos pensar
sino que en esto existe una razón oculta que no concuerda con la
propia realidad ni con la de la entera humanidad.? ¿Porqué en el
mundo existen personas de buen corazón que demuestran con sus actos
el amor y la compasión hacia los demás y en cambio por otra parte
existe la crueldad, la injusticia y quienes crean el terror en el
mundo? Naturalmente,
el bien y el mal siempre han existido, pero si no fuera porqué Dios
és Amor no existiría la ley del karma ni el Renacimiento ni se nos
daría la oportunidad de rectificar las malas acciones cometidas en
vidas anteriores y así darnos la oportunidad de evolucionar hasta
convertirnos en seres merecedores del Cielo Devachánico.
Nosotros
sabemos que existe la Evolución. Que si no fuera por la ley de
-Causa y Efecto- (el Karma) y la Reencarnación, no tendría sentido
que Dios nos hiciera a unos tan buenos y a otros tan malos.
Si
Dios crea "A Su imagen y Semejanza" y nosotros formamos
parte de Su Creación, significa que en esencia, somos divinos.
Otra
pregunta que quizás nos hará pensar...¿Si Dios es Perfecto, cómo
es posible que haya creado a seres tan malvados?
Desde
nuestra limitada comprensión de lo que pueda ser un Logos, nos
parece imposible que una parte de Dios sea imperfecta. Pero, que
sabemos nosotros de la Consciencia del Logos?
Lo
que pueda significar para el ser humano el bien y el mal, para el
Logos (y siempre desde nuestra ignorancia de los designios del
Creador) son dos aspectos de Sí mismo, "Espíritu y Materia"
diferenciados en la dualidad manifestada.
El
Logos no puede crear ni manifestarse externamente en este Sistema si
no se divide a si Mismo en Dos. Un aspecto es positivo y otro
negativo, (masculino y femenino, entendido esotéricamente) regidos
por la Ley de Atracción. Su finalidad consiste en crear un nuevo
estado en Sí Mismo, "La Consciencia" y para poder
realizarlo le es preciso manifestarse en los planos más densos donde
tiene su reino la Materia, una materia que a medida que el ser
interno adquiere consciencia es redimida y elevada a los planos
superiores donde moran los Ángeles o Devas superiores.
Marta Parramon Elies