(Los audios en lengua Catalana son traducidos progresivamente al idioma Español)

miércoles, 7 de marzo de 2018

VBA. Conversaciones esotéricas en Argentina ! (21)



Vicente Beltrán Anglada en Argentina

29/10/1985 ‑ «La Tapera» - SANTA FE


Os habéis dado cuenta sin duda de que mi visita aquí a Argentina, no obedece a móvil alguno de carácter personal. Yo no sabía que tenía que venir a Argentina, yo no sabía que tenía que escribir algunos libros, yo no sabía nada. Me he dado cuenta que la persona que no sabe nada es cuan­do empieza a saberlo todo. Claro, esto es una cosa muy aparentemente filosófica pero obedece a una realidad. Me acuerdo que en la interviu que me hicieron en la radio, en Rosario, la amable locutora me preguntó: ¿Qué nos va a decir esta noche? Era la noche de la conferencia pública y yo le dije: pues no lo sé. Exactamente no sabía ni sé nunca lo que voy a decir, porque siempre he creído que lo que la persona debe hacer siempre es lo que necesitan los demás. No lo que yo sé o lo que yo pretendo decir, lo cual significa llevar un programa pre‑establecido, prefabricado que niega la espontaneidad, trato de que toda mi vida sea espontánea y pese a sus dificultades, es el consejo que doy siempre a todas las personas que me preguntan: ¿cuál es el camino que debo seguir o qué disciplina usted me aconseja para llegar a un punto de integridad espiritual? No puedo decirles: "el mejor de los caminos es utilizar tal o cual yoga, o seguir tal o cual sistema de meditación”. Porque a pesar de que he estado muchos años tratando de aconsejar algún sistema meditativo, a medida que el tiempo ha ido 
transcurriendo dejando su huella de experiencia dentro de mí, me he dado cuenta de que la persona puede vivir y plenamente vivir, sin tener que sujetarse estrictamente a alguna disciplina sea de la clase que fuere. Ustedes dirán: “hay una gran porción de seres humanos que necesitan una disciplina”; yo digo que la disciplina como sistema de alcanzar la verdad, es falso. Porque la disciplina siempre conduce o trata de producir un determinado resultado, o crear un objetivo definido. Naturalmente, entonces tenemos que condicionar nuestra mente hacia aquel objetivo y al condicionar nuestra mente a aquel objetivo, estamos trazando un camino rígido; por esto siempre aconsejo que la verdadera meditación es vivir plenamente, todos y cada uno de los momentos de nuestra vida, lo cual no significa que nuestra mente debe estar disciplinándose, simplemente estar atentos a todo. ¿Están ustedes atentos a mí? ¿Yo estoy atento a ustedes? ¿Ustedes quieren mejor meditación que la persona que está atenta a los acontecimientos del tiempo o a las personas con las cuales se relaciona? Si nunca prestamos atención a las cosas ni a las personas, porque si hubiese atención a las cosas tendríamos un contacto directo con los Devas que forman las cosas y crean todo cuanto existe en la naturaleza. Y si prestamos atención a las personas, aprenderemos a amarlas sin pasar por el yugo de la disciplina. ¿Acaso el Amor es una disciplina? La persona ama simplemente, no se pregunta cómo ha llegado a amar, está amando. Y en la medida que está amando profundamente se da cuenta de que el Amor no es una disciplina, que el Amor tiene como consecuencia una plenitud, una Paz dentro del corazón. Y esto, a mi entender, es más rico y pleno que enseñar una vía de conocimiento que les lleva a hacer más cosas y más depósitos de recuerdos que constituyen nuestro ser. Por esta causa y siguiendo directrices que no proceden de un nivel de conocimiento humano, sino que representa la voluntad de la Jerarquía en los momentos actuales, se ha producido una serie de expresiones ashrámicas totalmente distintas de todas las expresiones del pasado.
Hace unos 50 años quizá, todavía imperaba en ciertos departamentos de la Jerarquía la disciplina aquella que tenía que ver con la devoción al Maestro y aceptar Su autoridad, porque estábamos todavía siguien­do el Kali Yuga propio de una era como la presente en plena era de Piscis. Y  naturalmente, como la individualidad no estaba todavía formada y el «Amaos los unos a los otros» era una mera fórmula retórica, entonces se dispuso internamente por los Grandes Responsables del Plan, que en lo sucesivo no existiría una regla de obediencia al Maestro, sino que el Maestro ya no le hablaría a la mente del discípulo sino que trataría de desarrollar su corazón.

El conocimiento revela muchas cosas, pero la revelación de muchas cosas sólo puede conducir, a menos que la persona sea muy inteligente, a un simple sistema de acumulación de retazos de conocimientos, lo cual no es la Verdad. En cambio, si la persona depositara toda la atención en el Centro del Corazón empezaría a producir una síntesis de energías dentro de sí que le libraría del conflicto de la decisión, que es lo que precisamente estoy tratando en todas mis charlas: que la persona se libere de la necesidad de decidir entre tantas cosas como existen en la vida y con el riesgo que supone el elegir mal. Porque cuando hablamos de libre albedrío no hacemos sino expresar una capacidad de equivocarse, de ahí que sólo el corazón puede desarrollar un tipo de voluntad que permita a la persona vivir sin el conflicto de las constantes elecciones y que cuando exista una elección sea certera, no habrá necesidad de este conflicto incesante que trae como consecuencia el arrepentimiento y el consecuente estado de perdón. Esto hay que dejarlo muy bien arrinconado porque no responde a la actualidad ni a las directrices de la Nueva Era.

Entonces, todo proceso actual está simplemente en dejar la mente libre por completo, tan exquisitamente vulnerable que sea capaz de reflejar enteramente la Verdad y no los conocimientos. Ustedes dirán: ¿Es que una mente sin conocimientos puede vivir? ¿Puede continuar existiendo? Es que la mente es una entidad. Lo que hemos hecho con la entidad que llamamos mente es purificarla hasta un extremo en que es capaz de reflejar la Verdad, como un lago de aguas tranquilas refleja todo cuanto se halla en su entorno, el agua, el cielo, los pájaros y la persona que se contempla; tiene una vitalidad que nace no del análisis sino de la comprensión que surge de la experiencia, la experiencia del proyectar sobre sí mismo las fuerzas cósmicas. Ese es un proceso que no exige disciplina, sino un darse cuenta, una comprensión de todo cuanto existe. Pero  no existe comprensión si no hay atención, por lo tanto la base de la comprensión no es la acumulación de conocimientos sino la experiencia del estar atento a todo cuanto sucede dentro y fuera de nosotros. Ese es el mensaje de la Nueva Era. Por lo tanto leer, estudiar con atención, porque si digo atención a lo que nos rodea y a la experiencia que tiene lugar dentro y fuera de nosotros, puede quedar aquel vacío de preguntarse si no va a haber una aniquilación mental debido a que nos nutrimos de conocimientos. Pero no es así, porque la mente es única, es un factor sintético, es un reflejo de la Mente de Dios. Por lo tanto, ¿qué es lo que sucede con la acumulación de conocimientos? Que entre nosotros y Dios colocamos toda serie de conocimientos: buenos, malos y como sean, pero aquello no es Dios. Entonces hay que cortar toda esta organización de conocimientos con los cuales estamos tan sutilmente apegados. 

Al dejar de apegarnos al conocimiento por la atención surge otra cosa en nosotros, esta cosa es la Verdad. La Verdad que nace más allá del conflicto de decidir. Mas allá de la Mente y sus cualidades, más allá de nosotros mismos y si buscamos a Dios será directamente porque Él está en nosotros o si no fallan por completo todos los sistemas educativos, religiosos y tradicionales del mundo que se amparan en el gran precepto de que el hombre, el ser humano, es hecho a imagen y semejanza de su Creador. Y  nosotros fatalmente, estamos desdiciendo completamente esta verdad situando entre nosotros y Nosotros, con mayúscula, el intermediario: el conocimiento, la tradición, los códigos genéticos de todos los planos, el concepto ambiental, todo cuanto existe y que nosotros todavía damos tanta importancia y siempre estamos atados a este muro de convicciones que nos separan de la Ley, que nos separa de la Verdad, de la Justicia y que sutilmente nos hace desgraciados porque todo el sistema del karma se apoya en este muro que existe entre nosotros y la Verdad. ¿Es fácil de comprender esto verdad? Pero es muy difícil de realizar, primero los conceptos establecidos y al hecho de que el conocimiento por sí no ata la mente el sistema de conocimientos. Es el apego al sistema de conocimientos lo que hace que la mente quede estratificada, cristalizada y con su cristalización está creando toda la oposición y separatividad que nace de un exacto cumplimiento de las estructuras que hemos construido: el cuerpo mental que es la estructura con la cual pensamos, el cuerpo emocional con el cual deseamos y sentimos, sentimos emociones tan tremendamente y el cuerpo físico que es el sistema de relación vital; igual que nuestro Logos Planetario está realizando sistemas de relaciones a través de un cuerpo físico y el Logos Solar hace lo mismo y está verificando un sistema de relaciones utilizando su Cuerpo Físico, pues  nuestro esquema terrestre es físico y también el sistema Solar es físico y por lo tanto esto ya está fuera de duda.

I ahora preguntad alguna cosita vosotros, eh? Así extenderemos un poco más la idea. 

A veces dices, ahora preguntaría esto, o preguntaría lo otro, resulta sin embargo que a veces al hablar con una persona dice: ha resuelto todas mis preguntas, todos los problemas y las dificultades que tenía antes de estar en contacto, por ejemplo de un sistema sea el que fuere, ha desaparecido por completo, lo cual demuestra una cosa, que estáis apegados a esto y que todo sistema al estar apegado hace precisamente de que hemos confiado más en los instructores que en nosotros mismos. El instructor tiene una misión única de expresar, en tiempo y espacio, aquel indicio de Verdad que el discípulo aceptará o no aceptará, depende de la amplitud de sus conocimientos internos o de su experiencia interna y depende también del momento kármico que está viviendo. Es claro que podéis decir: ¿Qué sucede cuando estoy sufriendo una gran crisis? Y nada aparentemente mitiga este dolor, ese sufrimiento que consigo trae esta crisis, sucede una cosa en esto, muy psicológica aunque muy esotérica de darle a cada acontecimiento sea bueno o malo, toda la importancia que se merece.

Nosotros prestamos más importancia a las experiencias buenas que a las malas; por lo tanto, como las experiencias buenas traen como consecuencia un estado de tranquilidad, no diré de paz, estamos constantemente buscando esta experiencia sea a través de la rememoración – memorizando aquella experiencia — o bien tratando de buscar en los libros algo que tiene que ver con aquella experiencia. Pero, esta experiencia de hoy por ejemplo, que es buena, nace de una serie importantísima de datos y de efectos que se han circunscrito en este punto y ahora, lo cual significa que de alguna manera todo el equipo kármico de nosotros es uno. Estamos aquí por un imperativo kármico, podríamos decir, no dándole al karma la importancia que se le asigna en ciertos estudios esotéricos, sino diciendo simplemente que el buen karma nos ha traído a todos acá venciendo la inercia del tiempo y de todas las condiciones que nos rodean. Por lo tanto, esto tiene que hacernos pensar, preguntarse: ¿Por qué estoy aquí? Sin prestarle una atención demasiado personal sino considerando nuestras personalidades como algo a parte de nosotros mismos y viendo su actuación, que es como se aprenden las cosas, viendo aparte una condición personal se aprende más que leyendo un libro. Yo no diré que los libros no enseñen. Pero ¿cuándo hay comprensión de los datos del libro sino cuando internamente hemos experimentado aquello, en algún nivel u otro? De no ser así cualquier libro sería incomprensible por completo. Sin embargo, cuando a una cosa la vemos clara es porque aquello constituye una experiencia, no un simple conocimiento, significa que en aquel momento lo que sé internamente y lo que estoy leyendo están en la misma sintonia y de esa sintonia nace la comprensión. Eso es muy fácil de averiguar porque hay cosas que no acabamos de comprender y hay que darle mil vueltas antes de volver a este punto, así entonces estamos removiendo dentro de nosotros todo nuestro archivo de recuerdos hasta que en este momento surge un recuerdo que está de acuerdo con aquello que estamos leyendo, y surge entonces la aclaración del concepto y la comprensión clara de lo que trata de decirse en aquel libro o en aquel pasaje del libro.
Entonces ¿qué nos enseñan los Maestros? ¿qué pueden enseñar a un discípulo? Sólo aquello que está a nuestro alcance, sólo aquello que está a la medida de nuestro entendimiento. ¿Y cuál es la Paz que podemos captar del Maestro? Sólo aquella pequeña medida de Paz que hayamos captado siguiendo la experiencia de nuestro propio corazón.

Pregunta: ¿Cómo se aplicaría la parte esa de la disciplina que usted habla con respecto a la educación de los niños? Que no es tan simple, porque nos resulta más cómodo disciplinarlos, a veces...
Respuesta: Yo te diría, la fórmula más sagrada y la más difícil de realizar es volviéndose niños. Y les diré por qué, porque nosotros examinamos la óptica del niño y su aspecto psicológico, partiendo de la propia óptica personal de un adulto. Significa que hay más comprensión en el niño porque hay pureza, que en nosotros que solamente tenemos conocimientos, ¿verdad? Entonces, ¿qué le voy a decir al niño? Si queréis tener una idea de la verdad mirad los ojos del niño. Es profundo su mirar, se ve una inocencia, una candorosidad que te dan una idea de lo que es la eternidad. Y luego sucede que los niños, dentro de esta gran ingenuidad o inocencia, hacen surgir de sí unas preguntas que los adultos no pueden contestar, porque les falta la pureza para penetrar lo absoluto de la acción de un niño. Y hasta que las técnicas educativas sobre los maestros sean correctas y los maestros tengan una gran parte de niños en sí, que no hayan perdido totalmente la pureza de la inocencia, entonces tendremos buenos instructores. Contemplemos a los niños en silencio cuando juegan, cuando están solos haciendo cosas, hablando con los devas, se ve tan claro... Examinémoslo, no a la luz de la razón sino de la intuición y surgirá la forma más directa de enseñar al niño.
Hay que empezar aquí: siendo niños. ¿Qué tiene un Maestro por encima de los demás? Que pulsando todas las cuerdas del Gran Arpa de la Vida, a cada cuerda le da su propio tono y significado. El significado que hay que darle a la pregunta de un niño o a la pregunta de un filósofo, o a la pregunta de un Santo. Para todos tiene respuesta porque Él ha andado y ha experimentado en todos y cada uno de los peldaños de la escalera de Jacob de la Vida y es precisamente según la experiencia donde unos suben y otros bajan; los Maestros descienden a dar Su mensaje y nosotros ascendemos buscando este mensaje. Y siempre llega a un punto, un peldaño decisivo, en que se encuentran en un mismo peldaño el Maestro y el discípulo. Entonces surge no te preocupes, cuando tú estés preparado entonces surgirá el Maestro, porque estás pisando, hollando, el peldaño que el Maestro ha escogido para ti, ¿te das cuenta? Tampoco hay que preocuparse en estas cosas, pero es bonito escucharlas, ¿verdad? Porque entonces en nosotros está en latencia el Adepto y tenemos en el plano causal el Ángel Solar que es un Adepto de todos los grados. Que todo conocimiento posible del Universo está en el plano causal a disposición del Ángel Solar y cuando se trata de establecer una línea de comunicación o de Anta­karana nos damos cuenta de esta realidad, porque a medida que ascendemos tenemos las impresiones cósmicas que nos hablan de los Misterios que existen más allá de aquello que llamamos hombre o ser humano. Porque el término hombre siempre indica hombre o mujer, no hay distinción. Y hay una belleza extraordinaria cuando una persona se da cuenta realmente de que existe una plenitud dentro de sí que está constantemente tratando de surgir y de liberarse. Y nosotros también estamos oponiendo una resistencia a que salga esta virtud del corazón y la forma de resistencia que estamos actuando  produce un efecto: el pensamiento organizado, el pensamiento que está diciendo qué voy a hacer para que la plenitud surja de sí misma y se explaye en la Tierra, con lo cual creamos una barrera. ¿Se dan cuenta? Sí, siempre iremos a parar al mismo sitio, el mensaje solamente tiene una alternativa; que el hombre se busque a sí mismo pero no aparte de sí mismo, no creando sistemas de contacto, que la meditación sea constante, no un momento sólo en la vida  de cada día, sino que ha de ser constante y que no sirve tener unos minutos de meditación o de atención al Yo Superior si durante el resto del día estamos distraídos de este Yo, pendientes de los acontecimientos del tiempo y de las conveniencias del propio ánimo personal. Vamos a empezar a barrer todas estas cosas, estemos atentos siempre y surgirá la consciencia meditativa. Está más allá del tiempo, es constante, es ese eterno ahora que carece de tiempo y sin embargo es la base del tiempo, es la esencia del tiempo ¿verdad?

Decid algunas cosas vosotros ahora, vuestros planes, vuestros proyectos, porque hay unos amigos que han venido de Uruguay, por ejemplo, otros han venido de otros sitios, vinisteis a Buenos Aires algunos desde acá, otros de Rosario a Buenos Aires, otros de Buenos Aires vienen a Rosario, los de Rosario vienen aquí a Santa Fe y esto es encantador porque demuestra que os dais cuenta de la necesidad en vuestro país de realizar una cosa nueva y continuar el experimento de la Democracia. No dejéis ese gran experimento.

Pregunta: A propósito de lo que dijo de la Democracia. La Democracia es un gran paso para que el ser humano evolucione a través de lo que habló anteriormente en armonía con el Creador. (Sí). Nosotros podemos vivir acá y vivir en total armonía a través de la meditación ¿no? (Sí). Y con respecto a lo del estudio de los adolescentes. Si los 
adolescentes o los chicos acostumbran a meditar, ¿abren sus planos como lo que dirían los creyentes: la gracia, para poder abrir sus oídos y que entre el conocimiento intelectual?

Respuesta: Bueno, tú sabes por ejemplo que hablo de los niños en un sentido, digamos, muy relativo. Porque el niño es puro, al menos según el término de pureza que le asignamos, hasta aquella edad en que comienza a gobernar el libre albedrío y no se puede decir cuándo un niño empieza a tener libre albedrío para decidir lo que él quiere hacer y entonces él empieza también a elegir, lo cual significa que empieza a equivocarse ya. Pero, ¿qué significa entonces si nosotros vamos buscando en el niño aquella parte que realmente es todavía pura? Tendríamos que remontarnos quizás a los primeros meses, o quizás a los primeros años, que dentro del cerebro todavía no se ha cerrado la glándula pineal que viene como resultado de una herencia anterior. ¿Qué sucede entonces? El niño es una página en blanco. ¿Y cómo se educa al niño en sus primeros meses y aún dentro del período de gestación? Sujeto al ambiente creado, este ambiente ecológico en todos los planos que se ha creado alrededor del niño, primero en el seno materno, después en el seno familiar y después en el ambiente digamos social. Si el niño es educado ya desde la simiente de la concepción, eso es muy difícil de lograr y está alimentado por pensamientos puros durante el proceso de gestación y que continúa viendo a su alrededor un hálito de pureza entre los padres o aquellos que constituyen su familia inmediata, este niño conservará la pureza, no entrará dentro del código de valores falsos que hemos establecido en nuestra sociedad. No será competitivo ni egoísta, será una educación nueva para un odre viejo que está todavía destilando cierto karma. Entonces, ¿qué hacemos con el niño? Lo estamos liberando del karma manteniendo su pureza. Y cuando el niño no tenga karma por la pureza que hemos despertado en él se generará un nuevo tipo de sociedad, una sociedad que nada tiene que ver con la presente, pero que recién ahora estamos trabajando todos en el gran experimento de los países democráticos. Y naturalmente, hay una gran distinción entre un país democrático y otro país democrático y no voy a dar nombres ni mucho menos, porque la democracia, la verdadera Democracia, sólo surge cuando existe libertad en el hombre, no la libertad que te concede un estado de derecho basado en la democracia sino que es una Democracia que nace de su sentido de libertad que ha constituido para esta persona, o para este ser humano, una experiencia, más que un simple experimento de organización, una experiencia viva.
     
¿Y cuándo experimentamos esta sensación de libertad? Cuando estamos totalmente libres de la conciencia «yo», esta conciencia «yo» que nace de la conciencia una: de la mente, de la conciencia dos: del cuerpo emocional y de la conciencia tres: del cuerpo físico; porque todavía decimos: yo pienso y no decimos «mi mente está pensando”. ¿Verdad que hay diferencia? o «yo deseo esta cosa» y no «mi cuerpo de deseos desea esta cosa» pero Yo soy quien voy a decidir si se lo doy o no se lo doy. Y con el cuerpo sucede lo mismo, el cuerpo es el «César», Yo soy Dios; dale a Dios lo que es de Dios, dale al César lo que es del César, y esto todavía no se ha comprendido, porque no es tan fácil de comprender, porque todo el mundo le da al César todo lo que tiene y a Dios si hay tiempo pues, un poquitín de vez en cuando. Y este poquitín es a veces la meditación, el sistema de yoga, el ejercicio querido, porque claro, como vemos que cada cosa de Dios es tan importante, vamos a hacer una
importante estructura para buscarle y creamos toda una artificiosa estructura de nuestros pensamientos y de todo cuanto constituye nuestro ser, pero esto no es la verdad. Es una estructura que limita la verdad. Si se conoce claramente esta cuestión no puede haber ningún secreto para ustedes, podrán leerlo todo y absorbiendo toda clase de conocimientos sabiendo que el conocimiento en sí lo tienen ustedes y lo que van absorbiendo es solamente aquella parte del conocimiento que tiene que convertirse en experiencia, no un sistema de apego de nuestra mente que está creciendo constantemente a través de los conocimientos, porque se apega a los mismos y constituye el «círculo no se pasa» de conocimientos, lo cual no es la Verdad. Pero, ¿qué sucederá?, sea cuál fuere el tipo de mente que tengamos, sea una mente reducida como la de un gusano, o la mente de un gran erudito, un gran intelectual, si cada uno por su parte es capaz con la espada de la comprensión agujerear este “círculo no se pasa” y destruir todas las barreras de la limitación. Pues, que todo conocimiento del Cosmos penetrará por esta apertura en forma de intuición porque la espada del entendimiento da paso a la intuición y una vez que hemos captado la intuición ya somos libres; la mente ya no nos condiciona. Y cuando la mente no nos condiciona surge otra nueva estructura, más sutil que es la del corazón, que es la Fe que transporta las montañas.

Pregunta: Vivimos en Santa Fe, la Santa Fe, que es lo mismo que la Fe Santa.

Respuesta: Claro, habéis buscado un juego de palabras, ¿eh? (risas). Bueno, como que si ahora empezase a hablar ya no tendría que decir mañana, ni pasado (risas) Más vale que hagamos un poco de silencio, ¿eh? Porque ya me decía que les he pedido que se marcharían luego de comer, ¿pero ustedes creen que yo puedo dejarlos? Si he venido por ustedes, no he venido aquí a distraerme. Ahora existe mucha  distracción y hago un sinfín de amistades que serán para siempre, que jamás se extinguirán de nosotros. Por lo tanto, lo que hemos hecho esta tarde ha sido preparar el campo para los días sucesivos que serán bonitos, más llenos de preparación digamos mental, porque ya nos hemos puesto en contacto, ya saben que no soy una persona demasiado... que estoy con ustedes siempre,  que me gusta desmitificar siempre a los héroes, un héroe lo crean ustedes, no tienen valor por sí mismos, es el pueblo que ha creado los héroes y son aquellas personas que tienen interés específico en producir resultados sin esforzarse, los que han creado los líderes de todas las suertes y singularmente en el campo espiritual. Existen muchos líderes que nosotros hemos creado, que no tienen el valor de un líder, que simplemente somos nosotros siguiendo el afán, el temor al futuro  o al deseo.




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