(Traducción del Catalán al Español publicado en audio en este bloc el 01/05/ 2018)
Reunión
grupal en la Asociación de Amigos de la India de Barcelona,
Catalunya
(España)
1998
Desde
hace varios años venimos compartiendo reuniones grupales que
incorporan en nuestras vidas una comprensión superior de lo que
significa el Servicio.
Para
que un grupo esotérico que pretende dedicar
su
vida al servicio funcione correctamente y pueda llegar a integrarse,
una de las cosas que debe aprender individualmente cada uno de sus
componentes, es que debe esforzarse en ser impersonal. Pero no
únicamente cuando se reúna con el grupo sino permanentemente, a
cada hora y a cada minuto de su vida. Ser impersonal no significa ser
insociables, pero sí que nuestra actitud y nuestra forma de
relacionarnos debería
cambiar. Pensar
y hablar
constantemente de
nosotros
mismos, indica
que
el amor
propio va por delante de
cualquier necesidad externa a nosotros.
Tener la mente puesta en lo que dicen o hacen los demás,. juzgar y
criticar demuestra una total falta de amor y comprensión y aunque lo
que nos
ocurra
a nosotros o a nuestro entorno pueda
ser grave o
muy importante,
no deberíamos
permitir que nos
condicionara.
Tenemos
que aprender a ser objetivos en nuestras valoraciones para ver las
cosas tal como son, no como nuestra mente condicionada por los
prejuicios pretenden verlas.
También tenemos que aclarar que ser impersonales y no estar apegados no significa desentendernos de las necesidades del mundo y de nuestro entorno,. Todo lo contrario. Esta es la actitud que un día deberemos adoptar si queremos actuar como almas.
Son
muchas cosas que tenemos que cambiar...
“El
olvido de uno mismo, la Inofensividad
y
la Palabra correcta” lo resume todo. Este requisito es necesario si
algún día queremos integrarnos grupalmente como almas y
personalidades.
Todos
tenemos unas ansias enormes de acercarnos al Maestro y a nuestro
Ángel Solar, sin embargo, antes tendremos que conocernos muy bien a
nosotros mismos, para saber lo que nos obstruye la visión del camino
y así poderlo extraer
de
nuestro interior. Todavía somos muy individualistas especialmente
cuando predomina la personalidad y la mente y el
deseo
se confunden, entonces no podemos parecernos a nuestro Ángel porque
para Él la individualidad es una ilusión y Su consciencia de Unidad
es inherentemente Grupal. Es evidente que el desapego de la
personalidad es imprescindible si lo que queremos es entrar en el
Reino de las Almas Liberadas.
Nosotros
los seres humanos somos almas que un día descendimos de elevados
lugares como grupos egoicos. No encarnamos
individualmente y por separado,.. esta
es la realidad de nuestros orígenes como
almas en
su verdadera esencia. Nuestro destino está marcado en las estrellas
y un día quizás no muy lejano regresaremos al Hogar de donde
salimos para dar forma al Propósito del Creador y desarrollar el
Plan aquí en la Tierra. Se trata de recuperar la memoria de nuestros
orígenes divinos y empezar a actuar ya!. Como lo que somos
verdaderamente.
Un
aspirante al discipulado debe saber cuál es la naturaleza de los
cuerpos que utiliza y en conjunto forman la personalidad, la cual
responde al aspecto materia mientras su consciencia está enfocada en
si
mismo.
Deberíamos
ser plenamente conscientes de que nosotros no somos estos cuerpos,
pero no como una memoria de los estudios aprendidos sino como un
estado de ser real, que forme parte de nuestra consciencia. Nosotros
somos el Alma que los usa,. ellos
nos sirven como vehículos de expresión, para relacionarnos y
extraer
consciencia
de
las
experiencias vividas por
medio de
los sentidos en los tres mundos de la evolución humana.
Cada
uno de los cuerpos está habitado por el deva elemental que lo
construyó y lo está regenerando constantemente con la energía que
les proporcionamos con nuestros estados de consciencia.
Mientras
nos identificamos con la forma, ellos manifiestan nuestras tendencias
físicas, astrales y mentales concretas hasta que integramos la
personalidad y la trascendemos. Cuando esto ocurre significa que los
tres elementales se han fusionado. El tres se ha transformado en uno,
formando aquella poderosa entidad elemental a la que damos el nombre
de.”personalidad”.
Cada
uno de estos devas constructores elementales vive y evoluciona en su
propia dimensión y elemento. Sin embargo, cuando el ser humano se
integra utiliza la mente, el deseo y la acción física
simultáneamente.
A
veces predomina más una tendencia que otra, sin embargo, sea como
fuere, el ser humano está empleando su personalidad, que no son más
que las entidades elementales que su Ángel Solar atrajo antes de
encarnar a fin de que le construyeran los vehículos que precisaría
en aquella nueva encarnación, para seguir desarrollando la
consciencia y así contribuir a la realización del Plan.
A
partir de la integración de la personalidad, el elemental
que
la govierna ha
adquirido un gran poder sobre la consciencia del ser humano que aún
no es consciente de su divinidad.
Esta
es la razón de que cueste tanto el desapego del yo inferior y que
cuando se nos pone a prueba surja esa potente rebelión que causa
tanto sufrimiento, la lucha que se establece entre el Alma y la
personalidad o, entre el Espíritu y la materia. Nosotros sabemos que
debemos reorientarnos, pero la inercia todavía nos mantiene
inmóviles y atados al pasado hasta que por fin perdemos el miedo y
surge de nuestro interior la firme determinación de deshacernos de
estas ataduras que nos han mantenido presos durante milenios.
Entonces es cuando estaremos preparados para dar este paso
trascendente que arremete hacia adelante sin
importarnos los obstáculos que encontremos en el camino y se abrirá
ante nosotros
una nueva avenida de percepción espiritual desde donde podremos
ver la próxima meta superior
que estamos destinados a
alcanzar.
El
cambio habrá sido trascendente pues esta
vez seremos nosotros
como Alma
quien se manifieste, no los elementales. Entonces
la
personalidad redimida e
iluminada será
el vehículo que nos servirá para llevar a cabo el propósito
designado en aquella encarnación.
De
esta forma avanzamos siempre hacia adelante y en sentido ascendente,
llegando a su debido tiempo a ser plenamente conscientes de nuestra
divinidad como Mónada
espiritual, nuestra
verdadera
Identidad.
Marta
Parraron Elies